Los gatos tienen mala reputación en materia de alimentación. Cada gato tiene sus preferencias en texturas y sabores, pero no nacen siendo remilgados para comer sino que lo aprenden.
La mejor forma de evitar caprichos alimentarios es no permitirles las malas costumbres desde el inicio.
EVITA MALOS HÁBITOS DE ALIMENTACIÓN
Es cierto que los gatos son muy independientes, pero se fijan mucho en la manera en que los tratas. Si le cambias sus rutinas, si lo excitas al primer signo de rechazo o si le llamas la atención poniéndole comida de humanos en su comedero, posiblemente estés convirtiendo a tu gato en un animal remilgado para comer. Tu gato comprenderá enseguida cómo puede manipularte para que le pongas la comida del “dueño”, en vez de alimentarse con la comida para gatos que está pensada para que sea sana y equilibrada. Para entenderlo mejor, ponte en el lugar de tu gato: ¿qué harías tú si fueras recompensado con un extra cada vez que rechazaras tu comida habitual? Para evitar los caprichos es mejor escoger unos hábitos rutinarios y mantenerlos.
¿TU GATO ES REMILGADO PARA COMER?
Algunas veces esta reacción no se debe a la alimentación en si misma sino a la manera en cómo se la servimos. Generalmente los gatos prefieren comer tranquilos y sin público. Permítele un poco de intimidad cuando come y sírvele su comida después de ti, para que esté alejado mientras comes.
Procura que su comedero esté siempre limpio. Muchos gatos rechazan comer en un recipiente que contenga restos de comidas anteriores. Piensa qué harías tú en su lugar. Acostúmbrate a lavar su comedero después de cada uso, tanto el de la comida como el del agua. Los restos y las bacterias no son mejores para los gatos que para los humanos.
Si tu gato come croquetas habitualmente pero esporádicamente se muestra caprichoso, prueba a sustituir una ración por alimentación fresca. Los alimentos secos absorben humedad y cogen sabor a moho cuando hace calor.
Si tienes problemas con la alimentación en conserva, probablemente es porque se la das recién salida de la nevera. Una comida húmeda y fría no desprende aroma y un gato no se come lo que no puede oler. Puedes hacer que los alimentos sean más apetecibles calentándolos hasta que se atemperen para que desprendan su aroma y provoquen el apetito de tu gato.
Si tu gato pasa parte del día en el exterior, recuerda que tendrá la oportunidad de encontrar algo de comida y es posible que no tenga tanto apetito durante la cena.
Al igual que los humanos, el comportamiento de los gatos varía según el clima: en las jornadas estivales calurosas su apetito disminuye.
La mayoría de los gatos dan por acabada la comida cuando ya no tienen más hambre.
SI PERSISTE EN NO COMER
Si tu gato siempre rechaza comer, prueba otra receta equivalente en cuanto a su calidad, pero respetando sus preferencias sobre comida seca o húmeda ¡Es posible que una nueva formulación estimule de nuevo sus papilas gustativas!
Examina los dientes de tu gato porque los problemas dentales pueden causar una ingesta difícil y dolorosa. Si las encías de tu gato están enrojecidas e hinchadas o si su aliento huele mal, acude al veterinario para que le examine los dientes.
SI RECHAZA COMER DURANTE 24 HORAS O MÁS
Si tu gato rechaza comer durante 24 horas o más tiempo, consulta a tu veterinario. Un rechazo a alimentarse puede indicar la aparición de una alergia o de otra enfermedad más grave. Aunque podría tratarse de un simple capricho del animal, es mejor asegurarte.