Los riñones son órganos vitales que realizan gran cantidad de funciones de importancia en el cuerpo.
Su principal función es filtrar los elementos residuales de la sangre y los excreta en forma de orina, aunque también producen hormonas esenciales y desempeñan un papel importante en la regulación de los minerales corporales y la presión sanguínea. Por lo tanto, los riñones trabajan constantemente y cualquier irregularidad en ellos puede conllevar numerosos problemas de gravedad. La deficiencia renal es muy común, en especial en gatos de mayor edad, que suelen presentar esta enfermedad de forma crónica.
Hay dos clases de deficiencia renal en gatos:
Deficiencia renal: Se trata de una incapacidad repentina que sufren los riñones para funcionar correctamente. La deficiencia renal aguda se puede dar en gatos debido a infecciones o a la ingesta de toxinas. Los daños renales de este tipo a veces son reversibles, pero no siempre. Deficiencia renal crónica: La deficiencia renal crónica aparece a lo largo del tiempo y puede desarrollarse en meses o incluso años. Tiene diversas causas: desde infecciones hasta tumores, aunque lo más frecuente es que la causa sea desconocida. El diagnóstico de esta enfermedad implica que es irreversible, pero afortunadamente existen tratamientos que reducen el avance de la enfermedad y ayudan a mitigar los síntomas.
En las fases iniciales de la enfermedad, las zonas saludables de los riñones trabajan de más para compensar el menor rendimiento de las zonas afectadas. Sin embargo, a medida que avanza la enfermedad, la situación se agrava y las zonas saludables de los riñones no logran compensar la pérdida funcional general. Cuando esto sucede, el gato comienza a mostrar síntomas de deficiencia renal. La deficiencia renal crónica es una enfermedad progresiva y es habitual que los gatos la desarrollen en mayor o menor medida al hacerse mayores, debido al deterioro gradual de las zonas funcionales de los riñones. Se suelen utilizar fluidos, alimentación especial y medicinas para retrasar el avance de la enfermedad y ayudar a que el gato se sienta mejor, a pesar de la situación.
ESTAR ATENTOS ANTE ESTOS SÍNTOMAS
El gato no será capaz de concentrar la orina correctamente, así que producirá grandes cantidades de líquido diluido. Esto significa que el gato orinará más a menudo, lo cual, a la vez, le hará beber más agua para recuperar el líquido perdido.
Este es un ciclo peligroso, así que con gatos mayores conviene estar atentos ante cualquier variación de los hábitos de hidratación o micción. Nunca prives de agua a tu gato para reducir la cantidad de orina, ya que esto produciría una grave deshidratación en gatos con deficiencia renal.
Otro síntoma es que el gato presente poco apetito, parezca cansado y, en general, aletargado. Esto se debe a que las toxinas que normalmente excretaría en la orina se van acumulando en su cuerpo. Esto también puede provocar que el gato sienta náuseas y vomite, y también puede generar mal aliento.
EL DIAGNÓSTICO DE PROBLEMAS RENALES
El veterinario necesitará una muestra de orina, que revelará su grado de concentración, si se producen pérdidas proteínicas en la orina y si existen otros problemas (como, por ejemplo, infecciones subyacentes) que se deban tener en cuenta.
El veterinario también le realizará un análisis de sangre. Algunos veterinarios aprovechan la ocasión para realizar un análisis completo que les permita comprobar otros órganos y sistemas, ya que la acumulación de toxinas puede generar un efecto dominó que afecte a otros órganos.
El tratamiento suele incluir control de la alimentación y medicación, o bien ambos, en función de la gravedad de la enfermedad.
MEDICACIÓN
Los gatos aquejados de deficiencia renal pueden presentar cuadros de hipertensión o anemia. En tal caso, es posible que el veterinario te recete una medicación específica para controlar estos problemas.
ALIMENTACIÓN ESPECIAL
Se ha demostrado que una alimentación adaptada puede reducir los síntomas de deficiencia renal y reducir el ritmo de avance de la enfermedad. Las dietas adaptadas son la piedra angular para la gestión de la deficiencia renal crónica en gatos. Es posible que el veterinario recomiende una alimentación especial para tu gato, de las que a veces se denominan "dietas clínicas" o "alimentación de receta veterinaria".
Las dietas se deben modificar de forma muy gradual para evitar problemas de digestión y para que tu gato se acostumbre a la nueva alimentación. Si el gato no parece interesado en la nueva comida, no dejes de dársela. A menos que tu veterinario diga lo contrario, deberías mezclar la nueva alimentación especial con la anterior comida, siempre de forma gradual. Es decir, deberías ir aumentando la cantidad de la nueva alimentación en pequeñas cantidades cada día, reduciendo asimismo el volumen de la comida original.
Esta transición puede llevar de dos a seis semanas. Ten en cuenta que aunque sea un proceso algo tedioso, la nueva alimentación es extremadamente importante para la salud de tu gato.
TRATAR LOS PROBLEMAS DE RIÑÓN
Evita darle premios o, si quieres dárselos, utiliza pienso de la alimentación especial.
Ofrécele pequeñas cantidades de comida de forma frecuente en lugar de servirle mayores cantidades una o dos veces al día.Si utilizas comida húmeda, puedes ponerla en el microondas para que libere todo su aroma y tenga una textura más suave, aunque nunca debes servirle a tu gato la comida caliente, solo tibia.Si utilizas comida seca, puedes humedecerla un poco con agua templada si tu gato está acostumbrado a comida enlatada.
Si quieres ampliar la información sobre los problemas renales de tu gato, puedes leer el artículo Problemas urinarios de los gatos: Infección de orina y otras dolencias.