Los perros pueden experimentar una gama de emociones mucho más amplia de lo que la mayoría de sus dueños se imaginan, y eso puede llegar hasta lo que parece una versión canina de la depresión. Si crees que tu perro está deprimido, descubre cómo hacerle emocional y mentalmente sano y feliz.
Si te preocupa ver a tu perro triste o decaído, lee nuestra guía para averiguar las posibles causas, y descubre cómo hacer que vuelva a ser feliz.
¿Se pueden deprimir los perros?
Sí, los perros pueden deprimirse o tener un estado de ánimo bajo. Puede que no sea tan compleja psicológicamente como en los humanos, pero pueden padecer una forma similar.
¿Qué causa la «depresión canina»?
Hay muchos factores que pueden influir en el estado emocional de un perro: cambios en la rutina, el entorno, el grupo social, o como resultado de estrés crónico o ansiedad derivados de miedos y fobias o del estilo de vida. Algunos de estos factores pueden provocar lo que parece una versión canina de la depresión, pero muy a menudo los dueños no reconocen el cambio en el estado de ánimo de su perro, ni saben que pueden hacer cosas muy sencillas para mejorar la vida de su perro y hacer que la «depresión canina» sea cosa del pasado.
Hemos criado perros durante cientos de años para que destaquen en determinados trabajos o tareas y, por tanto, hemos creado razas específicas que destacan en estas funciones y tienen que hacerlas para estar sanos, felices y satisfechos. A menudo, si un perro no tiene una válvula de escape para estos comportamientos programados, puede frustrarse, aburrirse o «deprimirse».
A la mayoría de los perros les gusta la rutina y son más felices cuando conocen su entorno y confían en él. Los cambios drásticos, como las mudanzas, las obras de construcción o las reorganizaciones importantes del hogar, pueden hacer que tu perro se sienta inseguro, y es posible que veas cambios en su personalidad o comportamiento por intentar procesar los cambios y recuperar su rutina y su sentimiento de seguridad.
Los perros encajan muy bien en nuestra vida porque tienen un vínculo muy fuerte con nosotros. La mayoría de los perros establecen vínculos con quienes perciben como «familia», y los cambios en esta dinámica social les pueden afectar mucho.
Puede tratarse de cambios en el hogar como consecuencia de un divorcio, un duelo (humano, canino y, a veces, incluso felino), niños que se van de casa, o incluso un cambio en los horarios de trabajo. Los perros no entienden adónde se ha ido su amigo o ser querido y, por supuesto, no podemos explicárselo.
Sin embargo, no es solo el dolor lo que puede entristecer a tu perro. Si de repente estás menos disponible para tu perro —por ejemplo, al volver al trabajo tras un descanso o al empezar un nuevo trabajo—, esto también puede afectarle mucho. Dependen totalmente de ti en cuanto a compañía, seguridad y amor, y pueden sentir tu ausencia con mucha intensidad.
Es fácil prestar atención a los perros solo durante los pocos momentos del día en que los sacamos a pasear o los entretenemos, pero para muchos perros eso significa más de 15 horas al día, todos los días, ¡sin absolutamente nada que hacer! Para los perros —sobre todo los de tipos o razas de trabajo— esto puede producir un grave aburrimiento que puede dar lugar a todo tipo de problemas de comportamiento, pero uno de ellos es la aparente depresión canina.
A menudo, lo que parece depresión canina es síntoma de un problema de comportamiento subyacente. Aunque no muestren signos agudos o evidentes de miedo, un perro que sufra fobias al ruido o problemas relacionados con la separación, por ejemplo, puede vivir en un estado crónico de estrés o ansiedad, esperando siempre el próximo golpe o la próxima vez que se quede solo en casa. ¿Quieres saber más sobre cómo ayudar a un perro asustado? Lee nuestra guía.
Sin embargo, durante el invierno puede haber algunas causas más habituales, o más probables, de la aparente tristeza de un perro. Puede parecerse a la versión humana —el Trastorno Afectivo Estacional (TAE)— o, lo que es mucho más probable, puede deberse a los cambios en la rutina del perro.
Nuestros perros tienen ciertas necesidades innatas que debemos satisfacer para mantenerlos sanos y felices. Unas de las principales son el ejercicio y la estimulación física y mental. Además, necesitan el ejercicio adecuado, que a menudo depende de la raza o el tipo de perro.
Durante el invierno, sobre todo los inviernos largos y húmedos de los últimos años, puede ser difícil dar a los perros el ejercicio que necesitan. Las mañanas y tardes sin luz, y los paseos húmedos y embarrados, pueden hacer que sacar a pasear al perro parezca para muchos una molestia en lugar de una alegría, por lo que muchos perros hacen menos ejercicio o dan menos paseos de lo habitual, y, por tanto, no pueden hacer las cosas que de verdad les gustan.
En otros casos, los dueños no se dan cuenta del ejercicio que necesita su perro o qué tipo de cosas le ponen feliz. Todos los perros son diferentes, por lo que averiguar qué satisface las necesidades innatas de un perro puede ser la clave para tenerlo contento. Es como si alguien a quien le encanta hacer yoga se viera obligado a dedicarse solo a correr maratones. Sí, haría el ejercicio que necesita, pero no lo disfrutaría y probablemente se cansaría muy pronto.
No poder hacer las cosas para las que han sido criados de forma selectiva —o simplemente las cosas que les gustan— puede dar lugar a toda una serie de problemas de comportamiento, y algunos se parecen mucho a los síntomas de la depresión canina. En los meses húmedos y oscuros, es fácil que los dueños lo pasen por alto.
Todos los perros deberían recibir algún tipo de adiestramiento canino para que puedan tener la libertad de poder soltarse de la correa cuando sea seguro, y para que no sean una molestia o un peligro para sí mismos ni para los demás. La forma de adiestrar a tu perro y de relacionarte con él día a día repercutirá en su estado de ánimo. Los métodos de adiestramiento basados en la recompensa y el control mejoran el vínculo entre el perro y su dueño, pero los métodos de mano dura que se basan en el castigo pueden hacer que el perro se sienta incapaz de alcanzar la meta, provocar una pérdida de confianza en su dueño y producir un estado de indefensión aprendida; una situación en la que parece que el perro está tranquilo y se comporta bien, pero que en realidad es un indicador de un estado de ánimo muy bajo y de estrés crónico en el que es mucho más seguro no hacer nada.
Un estado de ánimo bajo no solo tiene causas mentales y emocionales. Algunas enfermedades físicas, sobre todo las que provocan dolor, pueden afectar al estado de ánimo de un perro, y siempre que se produzcan cambios repentinos en la personalidad o el comportamiento de un can, el primer paso debe ser una visita al veterinario para comprobar que no haya causas clínicas.
Igual que nosotros, todos los perros son diferentes. Algunos son vivarachos por naturaleza y se muestran felices todo el tiempo, mientras que otros son más reservados y reservados, pero no por ello están menos contentos. Conoce a tu perro —e investiga qué cosas pueden gustarle para mejorar su vida y su estado de ánimo—, pero ten en cuenta también cuál es su estado de ánimo habitual (en reposo).
Síntomas de un perro «deprimido»
- Está retraído: el perro muestra poco entusiasmo por el ejercicio o los juegos o por participar en las cosas que normalmente le gustan.
- Está letárgico: puede que duerma más de lo habitual.
- Pierde el apetito: puede perder el interés por la comida o puede haber cambios en sus hábitos alimentarios.
- Es incapaz de calmarse: el perro se muestra inquieto, no duerme bien, no lo hace profundamente o hay cambios en sus patrones de sueño.
- Tiene cambios de comportamiento: los mismos estados de ánimo que pueden presentarse como una aparente depresión canina pueden manifestarse también como otros problemas dependiendo de la personalidad del perro. Entre ellos, la masticación, los intentos de evasión, el aumento de la reactividad, la pérdida del control de esfínteres e incluso la agresividad.
¿Qué debo hacer si mi perro está deprimido?
Reconocer el problema es el primer paso para resolverlo. A continuación, haz una evaluación de la salud mental canina de tu perro:
- ¿Ha cambiado algo en la vida, el entorno o el grupo social de tu perro?
- ¿Hace el mismo ejercicio y recibe la misma estimulación de siempre? ¿O como debería por su raza o edad?
- ¿Recibe tu perro el tipo adecuado de ejercicio y estimulación para dar salida a sus necesidades innatas y a las cosas que le gustan?
- ¿Tu perro tiene tanto contacto contigo como de costumbre?
- ¿Pasas suficiente tiempo de calidad con él? Puede ser ejercicio, juegos, adiestramiento, deportes caninos o simplemente pasar tiempo juntos.
- ¿Está aburrido? ¿Puedes solucionarlo con un paseo más al día, sesiones cortas de adiestramiento a lo largo del día, juegos ocasionales, juguetes interactivos, etc.?
- ¿Tiene tu perro algún otro problema de comportamiento, sobre todo miedos y fobias que puedan ser más frecuentes por algún motivo?
Una vez hecha esta comprobación, deberías tener una idea clara de lo que tu perro necesita de ti para mejorar su estado de ánimo, y encontrar la forma de hacerlo. Si no puedes llevar a cabo los cambios (como en el caso de mudanzas, etc.), sé consciente de que a tu perro le cuesta esta situación, dale más cariño del habitual y bríndale cosas divertidas que hacer para distraerle y ayudarle a superar los cambios.
¿Cuándo buscar ayuda para la depresión canina?
Si el estado de ánimo o el comportamiento de tu perro han cambiado de repente y no encuentras ninguna razón, ve al veterinario para que compruebe si hay alguna causa clínica.
Cuando verifiques que el estado de salud de tu perro es bueno, consulta con un etólogo que pueda examinar cualquier cambio o problema de comportamiento y ayudarte a mejorar el estado de ánimo y la vida de tu perro.
No pierdas de vista el lenguaje corporal de tu perro, pues te ayudará a comprender su estado de ánimo general. Si quieres descubrir más formas de expresarse de los perros, consulta nuestro artículo sobre el comportamiento de los perros.