De constitución grande y fuerte, el Komondor tiene un pelaje blanco muy característico en el que se enredan el manto inferior y superior y forman rastas largas. Los machos adultos alcanzan los 80 cm de altura y pesan de 50 a 61 kg, las hembras adultas miden 70 cm y pesan de 36 a 50 kg.
Perro guardián por naturaleza, el komondor no es una raza apta para cualquiera y hay que pensárselo bien antes de comprar uno. Receloso de los extraños, siente devoción por su familia y la protegerá de todo lo que considere una amenaza. Es esencial socializarlo desde cachorro y prestarle especial atención durante toda su vida.
El komondor es una raza antigua, conocida en su Hungría natal desde hace miles de años. Llegó a Hungría con los magiares nómadas, que lo usaban como guardián de sus rebaños y puede que descienda del gran ovtcharka, otro perro protector de ganado oriundo de la región caucásica del suroeste de Rusia. El pelaje con rastas tan característico de la raza le ofrecía protección no solo de la dureza del clima, sino también de los fieros depredadores, incluido el lobo.
Es una raza muy sana por lo general y no parece que tenga ningún problema específico reconocido.
Necesita aproximadamente una hora de ejercicio diario. Pasará la mayor parte del tiempo patrullando los límites de sus dominios; procura que la valla sea segura y a prueba de fugas.
Los perros de razas grandes, además de tener un gran apetito, requieren un equilibrio de nutrientes diferente, incluyendo los minerales y las vitaminas, al de los perros de menor tamaño. El komondor es propenso a sufrir distensión del estómago y otros problemas estomacales; unas comidas más reducidas y frecuentes podrían minimizar el riesgo.
El manto superior es áspero y el inferior, suave. Ambos mantos se combinan y forman rastas, que pueden llegar hasta el suelo si no se cortan. Hay que examinarle siempre el pelaje después del paseo, ya que tiende a acumular todas las hojas y ramas que encuentre a su paso. No hay que cepillarle el pelaje. Para mantener las rastas hay que dividir manualmente el crecimiento del pelo desde la raíz (cada dos meses). Los dueños primerizos tendrán que pedir al criador o a un experto en la raza que les enseñe a hacerlo. El mantenimiento de las rastas lleva bastante tiempo, pero hay que hacerlo bien o las rastas se unirán y formarán una maraña enorme.
Aunque tradicionalmente la mayoría de perros son buenos con los niños, todos los perros y niños necesitan que se les enseñe a llevarse bien y a respetarse mutuamente para estar seguros. Aun así, los perros y los niños pequeños nunca deberían quedarse solos y los adultos deben supervisar todas las interacciones entre ellos.
