Si tienes pensado pasar unos días de vacaciones en una isla acompañado de tu perro, o si simplemente has escogido el barco como medio de trasporte para realizar el trayecto a vuestro destino, lo primero que te recomendamos es que te informes de las opciones existentes, y contactes con las compañías navieras que viajan al destino escogido para saber a qué atenerte.
Como ocurre en los desplazamientos en avión, no existe una normativa general respecto al traslado de mascotas en barco. Cada compañía, en función de la duración del trayecto y del volumen de pasajeros, establece sus propias restricciones. De ahí la conveniencia de que te informes de lo que supone viajar junto a tu perro en cada una de ellas.
En términos generales, deberás realizar una reserva previa y adquirir una tarjeta de embarque para tu perro. Durante el embarque y el desembarque, tu perro deberá ir atado y con bozal, independientemente de que no pertenezca a una raza considerada potencialmente peligrosa. La normativa general establece que, en el momento del desembarque, los pasajeros que viajen con perro serán los últimos en salir del barco.
Los perros, sea cual sea su tamaño, viajarán dentro de un transportín propio homologado por la compañía, o bien en jaulas correctamente acondicionadas para garantizar su bienestar (con una buena ventilación, superficies impermeables, y agua disponible en todo momento).
Lo más habitual es que viajen ubicados en la cubierta, el garaje, u otros espacios del barco correctamente ventilados, y protegidos de la lluvia y el frío, aunque determinadas compañías cuentan con espacios adicionales en otras zonas del barco. Transmediterránea, como excepción, permite que el perro pueda viajar en cabina junto a su dueño, sólo en sus barcos rápidos, y siempre que el peso del perro sumado al del transportín no supere los 6 Kg.
El espacio destinado para el traslado de los perros, debe ser amplio, estar limpio, y asegurar que la temperatura es la adecuada para los perros durante todo el trayecto. De hecho, hay compañías que disponen de un servicio veterinario 24 horas, por si alguno de los perros requiere de su atención.
La normativa general también establece que el propietario pueda visitar a su perro 1 vez en trayectos de 4 horas, y 2 veces en trayectos de mayor duración, siempre y cuando vayan acompañados por personal de la tripulación.
Lo habitual es que los perros no puedan salir del espacio habilitado para ellos durante el trayecto, aunque existen determinadas embarcaciones o trayectos (muy pocos), que permiten que el propietario pueda pasear a su perro por la cubierta, atado y con bozal, siempre que esto no interfiera en el bienestar del resto de pasajeros.
Como ocurre en otros medios de trasporte como el avión y el tren, los perros guía o de asistencia, podrán viajar al lado de sus propietarios. Si éste fuera tu caso, informa a la compañía naviera con antelación para que te informe de cómo debes proceder.
Si estás pensando en la posibilidad de realizar un crucero junto a tu perro, lamentablemente debes saber que la mayoría de navieras especializadas en este tipo de actividades, no permiten la presencia de mascotas, independiente del tipo o tamaño. Los motivos tienen que ver con cuestiones de higiene, seguridad de los pasajeros, y bienestar de las propias mascotas, debido a que carecen de personal veterinario que pueda controlar su bienestar durante el trayecto. Cabe añadir, que la compañía Cunard Line, vinculada a cruceros de lujo y viajes transatlánticos, sí permite esta opción, garantizando que los perros viajarán como auténticos reyes. Eso sí, a un precio muy elevado, no apto para todos los bolsillos.
Por último, recuerda que días antes de realizar el trayecto, deberás acudir a tu veterinario para informarle de los detalles de vuestro plan de viaje. Tu perro sólo podrá viajar en barco si dispone de su cartilla veterinaria en regla, con la relación de vacunas actualizadas, desparasitación (interna y externa), y microchip. El veterinario te indicará cuánto tiempo antes del trayecto debe comer tu perro, y también podrá recetarte algún medicamento para evitar el posible mareo en el caso de que lo considere conveniente.