Las micotoxinas son sustancias que ciertos mohos producen en varios alimentos, incluidas las hortalizas y los cereales. Crecen durante su cultivo en el campo o su almacenamiento en silos, y que se formen depende en cierta manera de las condiciones climáticas, como la temperatura y la humedad. En términos prácticos, no se puede evitar la presencia de micotoxinas naturales en ciertas plantas y productos agrícolas.
Existen muchos tipos diferentes de micotoxinas y su efecto varía según el tipo y la cantidad ingerida, y según si las ingieren humanos o animales. Algunos tipos de micotoxinas pueden provocar enfermedades. Otros, en cambio, pueden ser beneficiosos como tratamiento médico si se usan correctamente, como la penicilina. Una persona o un animal pueden ingerir micotoxinas sin que enfermen, siempre que las cantidades ingeridas estén por debajo de los límites especificados.
En todos los casos, nuestras materias primas y productos finales se comprueban minuciosamente en todas las fases de la cadena de abastecimiento, a fin de garantizar la total seguridad de nuestra comida para mascotas.
Cada lote de materias primas y productos finales se somete a inspecciones y pruebas periódicas. Cuando llegan las materias primas, se inspeccionan visualmente para ver si tienen moho y, si lo tienen, se desechan de inmediato para minimizar el riesgo de contaminación de otras materias primas. Las materias primas que pasan la inspección visual se someten posteriormente a todas las pruebas pertinentes y necesarias. Si se encuentran micotoxinas por encima de los límites especificados, la materia prima se devuelve al proveedor. En caso de que se lo solicitemos, el proveedor deberá desarrollar un plan de acción para minimizar el riesgo de que vuelva a ocurrir el problema.
Hacemos todo esto para garantizar la máxima seguridad y salubridad de nuestros productos.