Son muchos los investigadores que defienden que la terapia asistida con animales puede contribuir a generar grandes beneficios en los niños con autismo. Y, por este motivo, cada vez son más las asociaciones que trabajan con animales de terapia.
Podemos definir “autismo” como un tipo de trastorno del desarrollo neurológico, que dificulta las relacionas sociales, y la capacidad de comunicación de los niños que lo tienen. Entra dentro de lo que se denomina “trastornos del espectro autista” (TEA), y se suele detectar antes de los 3 años, mediante manifestaciones clínicas y aptitudes de diversos grados de intensidad, que ocasionan que no exista un único patrón de actuación terapéutica. Es decir, pese a existir una sintomatología común, cada niño con autismo es diferente.
Su grado de discapacidad es, principalmente, de carácter intelectual, y está asociado a la alteración de las relaciones interpersonales, y a la limitación de habilidades como la interpretación de la comunicación (verbal y no verbal), y la inexistencia de capacidad imaginativa.
A grandes rasgos, los síntomas generales que suelen caracterizarlos son:
- Indiferencia y evitación del contacto visual con el entorno en el que viven, y conductas de aislamiento.
- Ausencia de empatía e incapacidad para entender las pautas de relación social, incluidas la voz y los gestos.
- Presencia de movimientos estereotipados o repetitivos, y excesiva ansiedad ante el cambio de rutinas establecidas.
- Necesidad de escapar de forma impredecible, o huir de entornos conocidos.
Una vez definidos estos aspectos, podemos afirmar que son muchos los investigadores que defienden que la terapia asistida con animales puede contribuir a generar grandes beneficios en los niños con TEA. Y, por este motivo, cada vez son más las asociaciones que trabajan con animales de terapia, llevando a cabo un proceso de adiestramiento específico, para que finalmente estos niños puedan disfrutar de los beneficios de interactuar con un animal de estas características.
También cabe destacar que las investigaciones alaban la gran labor que puede producir la terapia con caballos cuando hablamos de niños con autismo, ya que estos animales, además de trabajar en ámbitos naturales, son capaces de identificar las limitaciones físicas y psíquicas de las personas con mucha precisión. Y esto se traduce en beneficios asociados a la movilidad, el aumento del equilibrio y la concentración, que son factores muy relevantes para los niños con autismo.
Lo que ocurre es que la terapia asistida con perros ofrece beneficios más concretos, y una mayor viabilidad, ya que los niños con autismo pueden llegar a convivir con estos perros, con el valor emocional que esto conlleva.
Entre ellos, cabe destacar que:
- El perro pasa a convertirse en el compañero incondicional y fiel del niño (su mejor amigo), con el que vivirá todo tipo de experiencias que contribuirán a mejorar su relación con él y su entorno.
- El niño, seguramente, se sentirá comprendido, no juzgado, lo que mejorará su nivel de autoestima y socialización. Tengamos en cuenta que los perros se adaptan fácilmente a las nuevas situaciones, y un perro de estas características será un gran aliado, y se sumará rápidamente a las áreas de interés del niño.
- El adiestramiento específico recibido, trabajará en maximizar las capacidades y habilidades del niño, con el objetivo de que pueda ser lo más independiente posible, y goce de mayor seguridad en sí mismo.
- La presencia y compañía permanente del perro lo ayudará a descifrar mejor las actitudes y el comportamiento humano (pautas y comunicación).
Además de las terapias, el soporte de un perro de asistencia en algunos casos concretos puede ser clave para ciertos niños con autismo:
- Aumentarán los niveles de tolerancia a la frustración del niño, ya que aprenderá a entender que su compañero de 4 patas necesitas sus tiempos y él debe respetarlos.
- El contacto entre el niño y el perro, la necesidad de cuidarlo y acariciarlo rebajará su nivel de estrés o ansiedad, y sentirlo cerca cuando acuda a lugares que no sean de su agrado (visitas médicas u otros), ayudará al niño a que se muestre más tranquilo.
- Lo más importante, un perro de asistencia adiestrado para dar soporte a niños con autismo está capacitado para reducir sus conductas de “fuga”. Ante la posibilidad de que el niño pueda salir corriendo, se establece un anclaje entre el arnés del perro y el cinturón del niño. Cuando el perro prevé esta actitud, directamente la bloquea, sentándose o acostándose en el suelo para evitar que el niño huya.
Respecto a las razas más recomendadas, cuando hablamos de perros de asistencia siempre hemos de incidir en aquellas que gozan de un carácter dócil, inteligente, cariñoso, perceptivo, seguro, predecible, alegre y obediente. Para asistir a niños con autismo también es importante tener en cuenta el tamaño del perro en relación al peso del niño, especialmente para que el perro tenga la fuerza suficiente para frenar al niño si se producen “fugas”. Los perros de raza Terranova, Golden Retriever, Labrador Retriever, son los más aconsejables en este caso.